Que el rey Juan Carlos I de España es un gran “amante” de los animales, lo sabíamos todos. Preside una fundación que defiende los derechos de los mismos desde 1968. Entonces conocida como Adena (Asociación de Defensa de la Naturaleza), es la filial española de WWF.
Hace unos años nos enteramos que gusta de irse de copas con los osos (antes de dispararles) y recientemente se fracturó una cadera en Botswana mientras contemplaba a esos hermosos y nobles animales llamados elefantes en compañía de una atractiva rubia, también princesa de no sé qué. Claro que los contemplaba detrás de la mirilla de un rifle.
Y si no es por la fractura y por los medios de comunicación alemanes, no nos hubiéramos enterado de nada porque nuestro monarca, además de ser campechano, es discreto. Según el gobierno se encontraba firmando decretos ley como un loco en el momento del accidente.
Posteriormente, y en vista del rechazo social causado por el incidente, el jefe de estado español dijo sentirse muy “arrepentido” y prometió que no “volvería a pasar”. ¿Se arrepiente de gastar una fortuna cazando a pobres elefantes en Botswana en tiempos de crisis o de que le hayan “pillado”????
El 2 de Junio de 2014 Juan Carlos I de España y 5º de Botswana, manifestó su disposición a renunciar en su hijo Felipe, que asumió el cargo con el nombre de Felipe VI.
En el Congreso de los Diputados dicha ley fue ampliamente respaldada. Así es, de 350 escaños, que posee la cámara, contó con 299 votos a favor, 23 abstenciones y 19 votos negativos. En el Senado contó con un amplio respaldo: 233 votos a favor, 5 en contra y 20 abstenciones de los 266 posibles.
